martes, 19 de junio de 2007

LLegada a Bilbao

En principio no me gusto mucho despertarme a las 6:30 de la mañana en el albergue del Nájera, pero ese día aproveché tanto tiempo por delante he hice mucho camino, llegué pronto a Haro, al norte de La Rioja, donde pude actualizar el blog el artículo anterior, en seguida llegué a Miranda del Ebro, donde comí y descansé un poco en un parque al medio día.

El Río Ebro a su paso por Miranda del Ebro.

Por la tarde, a pocos kilómetros de Miranda, entre por fin en el País Vasco en la provincia de Álava. El paisaje se transformó, dándome emoción, y sintiendo que el final del camino estaba cerca.

Llegué al camping de Angosto, donde conocí a dos hombres de Barcelona, que creo que eran pareja, super majos con los que compartimos historias. Ellos admiraban mucho mi viaje y me reconocían que el mérito ya estaba hecho llegando hasta aquí.

Al día siguiente aproveché y deje todo mi equipaje en la tienda de campaña y fui con la bici sin carga a dar un paseo por esa zona.

Investigando, con calor, Euskal Herria


Aquí los bosques creo que debería llamarlos selvas.


Agradables riachuelos donde sofocarme del calor.




Después volví al camping, me bañé en la piscina, comí, recogí mis cosas y continué la marcha para subir el puerto de Orduña y pasar la última noche del viaje en el pueblo de Orduña.

Al día siguiente, el viernes 8 de junio, solo me faltaban 40 Kms para llegar a Bilbao, pero se complicó mucho la llegada por el tráfico, el nudo de carreteras circundantes a Bilbao y el calor. Pensaba que estaba cerca, pero me perdía varias veces e iba a desembocar a la autovía, y media vuelta y buscar otro camino. Al final un profesor de una autoescuela en un coche de prácticas me explicó el camino mas adecuado para entrar en bici, y en seguida llegué al casco viejo, encontré el carril bici y llegué al Guggenheim donde me estaba esperando Nerea.



La emoción me bloqueaba un poco, pero tenia la sensación de que el viaje se había pasado muy rápido y que me sentía con fuerzas de haber seguido mucho mas, pero ya estaba en la meta que me había marcado y fui muy bien recibido por Nerea.

Un abrazo muy fuerte a toda esa gente que ha estado siguiendo mi viaje y mandándome energías con las cuales nunca me sentí solo. Y mención especial a mis padres que comprendieron y apoyaron mi viaje.

Gracias mamá.


miércoles, 6 de junio de 2007

Recargando energias para el tramo final

Tras atravesar el Cañón del Rió Dulce llegué a Sigüenza, bonita ciudad, pero con alojamiento muy caro. Menos mal que encontré la fuente del abanico, una especie de merendero a las afueras donde monte mi tienda de campaña para descansar.
Al final mis piernas me dijeron que descasara mas y me quedé en Sigüenza dos días, después cogí un tren porque había quedado el Jueves 31 de Mayo en Soria con mi amiga Nerea.


Dias tranquilos en Soria, descansando y viendo monumentos con Nerea.

El domingo 3 de Junio, Nerea se fue para Bilbao y yo retomé mi viaje, empezando a ascender hacia el Puerto de Piqueras.


El Lunes 4 de Junio alcancé la cumbre del Puerto Piqueras, y entre así, con mucho frio y niebla, en La Rioja.

Fui a visitar a "mi pueblo" Ortigosa. No es mi pueblo, pero yo me apellido así, y me hacia mucha ilusión visitarlo. Descubrí que Ortigosa, en la Sierra de Cameros de La Rioja, es un pueblo precioso que consta de dos partes divididas por un cañón y unidas por un puente. Una de las partes era antiguamente la parte rica, y las casas son muy grandes y con mucho espacio entre ellas. La otra parte era la parte pobre, donde vivía la gente que le trabajaba a los ricos, las casas son mas pequeñas y están muy amontonadas.

Vista de "mi pueblo" en La Rioja, Ortigosa



El cura de Ortigosa, Miguel Angel, tuvo la amabilidad de alojarme en su casa y compartimos buenos momentos.

Maravillosa subida de cuando salí de Ortigosa hacia Brieva.



Brieva también un pueblo precioso en la Sierra de Cameros.
El martes 5 de junio me hice pasar por un peregrino del Camino de Santiago para poder dormir en un albergue de peregrinos en Nájera. Me costó trabajo diplomático entrar porque no tenia la credencial, pero al final conseguí una alli mismo, y eso que en teoría en Nájera no dan credenciales.
Después de mi viaje tan tranquilo y solitario, meterme en ese albergue con casi 100 personas me chocó un poco, me sentí un borrego mas en el rebaño. A las 10 de la noche, silencio absoluto y a dormir, en teoría, porque yo no conseguía dormir con las mas de 50 personas que estaban roncando. Y a las 6 de la mañana, !cuando aún no ha salido el sol!! todos se levantan con tanto ruido que te obliga a que tu te levantes también. Por fortuna no sigo su ruta.